DIOSES DE LA ENÉADA

SHU, SEÑOR DE AIRE

Detalle del Papiro Greenfield / British Museum / ‘Libro de los Muertos’ de Nesitanebtashru; 950 a. C.).

Dios del aire nacido del semen de Atum en la creación Heliopolitana. Se identifica con el aliento de las personas, con la luz del sol y con las nubes, que son sus huesos y sirven de escalera a los reyes. También con el viento del Norte. Es Príncipe de una región del mundo subterráneo. Está presente en el tribunal de la Sala de las Dos Verdades durante el rito funerario. Una de sus funciones es separar al dios Geb (la tierra) de la diosa Nut (el cielo) dentro del Mito Heliopolitano. Su nombre jeroglífico se representa a través de una pluma que simboliza el aire y la luz. Las cuatro columnas que sostienen el cielo desde los cuatro puntos cardinales son conocidas como “Pilares de Shu”.


ICONOGRAFÍA

Hombre con una pluma de avestruz sobre la cabeza. Sentado con el símbolo de la vida “Anj” y el cetro “Uas”. De pie con las manos alzadas. También con una rodilla en la tierra y los brazo levantados sosteniendo el cielo. Tardíamente fue representado como un león relacionado con sus funciones funerarias.

HISTORIA

Aparece en el imperio antiguo de los “Textos de las Pirámides” como las nubes que sirven de escalera al monarca y a veces como los “Lagos de Shu”, la niebla que lo purifica. También se consideró al principio que daba vida a Ra y el rey cada día, creando el espacio necesario para que ambos pudieran vivir, separando al cielo y la tierra por orden del creador. Es, por tanto, responsable de los fenómenos meteorológicos no violentos.

Dentro del mito, existe una versión que cuenta que Ra se retira del trono, entregando el gobierno en manos a Shu. Apofis, la serpiente del caos, conspira contra el dios del aire, éste abandona el trono y lo deja en manos de su hijo Geb. De esta forma, Shu se retira a los cielos.

Shu es hermano y esposo de Tefnut, diosa de la humedad con quien dan a luz a la pareja de dioses Geb y Nut, la tierra y el cielo respectivamente.

Como león, fue símbolo guerrero, protector y creador, pero también representó cierta agresividad sobre todo en el mundo subterráneo. Presente en el juicio de las almas como fiscal, lideraba un grupo de demonios, torturadores y verdugos con su propio altar de sacrificio, únicamente para los culpables.

Se representa en algunos reposacabezas que permitían respirar mejor al ka del difunto y simbólicamente ser el aire que separa al cuerpo de la tierra y el cielo. En Tinis, cerca de Abidos, se identificó con el dios guerrero Onuris, ambos hijos de Ra. Fue adorado principalmente en Heliópolis, Dendera y Menfis, ciudad que fue llamada “Palacio de Shu”.

Reposacabeza de Tutankhamon / Museo de El Cairo / Dinastía XVIII.

Walters Art Museum / Época Tardía

"Hemos visto un mundo que fue, o acaso mejor, una sucesión de mundos que fueron y ya no son. Pero las piedras hablan y en ellas los signos están escritos”

(Juan Marín, El Egipto de los Faraones, 1954: 380).​